martes, 13 de mayo de 2008

Del por qué de la remembranza

Una de las cosas que siempre me ha dado curiosidad, es lo mucho que tengo de mis amigos conmigo, y con esto quiero decir la manera en que reacciono, mis gustos, mi forma de ser. Quizás esto del blog es por esa espinita que me ha quedado, porque quizás no dije todo lo que quería, porque no di las gracias, quizás por eso. Una de las cosas que se me ocurre, es escribir aquí lo que me quedó de cada uno de ellos, una especie de "Qué es lo que recuerdo de ti, mengano(a)", algo así. Y dedicar cada post, con la mayor sinceridad posible, a cada una de esas personas. Porque entre las tantas cosas que les agradezco , está que me enseñaron que había algo más, y me lo mostraron en el momento justo. Porque aunque era tonta la competencia, el hecho de querer leer más que el otro rindió sus frutos, o hacerse el que veía más películas, o que sabías más de lo que fuera, aunque así no fuera. Porque aunque no entendiéramos absolutamente nada de cualquier autor o suceso, sabíamos que existían algo más allá y eso nos nutrió definitivamente.
Para explicarme mejor. Por ejemplo, yo creía que Cien Años de Soledad, era "un libro de viejos". Así lo pensaba. Miren qué disparate. Parece que por lo triste del título, a mi me llegaba ese pensamiento, actualmente no sé por qué pero así lo veía. Eso fue hasta el día en que vi a Gretel leyéndolo, y qué descubrimiento, el libro no era de viejos, porque Gretel en aquel entonces tendría unos quince años, por tanto, caramba, yo lo podía leer, y lo leí, y lo sigo leyendo. Todo se disfrutaba el doble, porque casi todo era nuevo.
Hay una novia que no se olvida. ya sea porque era muy linda,o porque aprendió contigo, o porque se fugaba contigo,o porque fue la única vez que fuiste un completo amateur en el amor, porque fue tu primera vez, por lo que sea, pero no la olvidas, es una especie de amor sin amor que siempre te acompaña, y está allí, y esa novia(o en el caso de las mujeres, ese novio) probablemente estuvo en tu aula o en el aula del frente, en tu preuniversitario, en tu Cepero Bonilla.
Es por eso la remembranza: para darle el abrazo al amigo desde lejos, es por el placer de hacer otra vez el cuento, es para que sepas mengana, mengano, que no te olvidé , que te llevo conmigo.

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